Es el drama de nuestra rota y dividida sociedad, Inmersa en el caos social, originado por esa misma división. Así, los médicos están divididos, los cristianos divididos. Los militares, maestros, obreros, campesinos, pandilleros, artistas, escolares, matrimonios… ¡divididos! Hasta los yogas se subdividen, unos en la “línea solar” y otros en la “línea lunar”.
Las mismas “derechas” o “izquierdas” políticas, también divididas. La misma esperanza dividida. Sociedad dividida es sociedad débil.
“Divide y vencerás”, dijo el demonio. Después sonrió al ver los pedazos esparcidos de nuestra raza.Flechas rotas, hombres disgregados.
Drama de nuestra esparcida sociedad en la diáspora emigrante en busca de nuevos soles, del mundo mejor que no tuvieron en su suelo. Drama de nuestra gente, dividida como las flechas rotas del erial.
Así, divididos en medio del sueño sombrío, seguimos como naves al garete. Los naufragios y motines se originaban cuando los tripulantes de los navíos se dividían y enemistaban entre sí. De la misma forma que el barco de nuestra sociedad naufraga por la misma división.
PALABRAS
(”El sueño de las palabras”, libro de Balaguer en La Ceiba,
La Casita, Kalpataru, UCA, y Moderna Escalón).
A propósito de tu Post, ayer leía algo interesante, hacia la diferencia entre nacionalismo y patriotismo, lo cito textualmente.
ResponderEliminar"No hay que confundir el nacionalismo de orejeras y su rechazo del "otro", siempre semilla de violencia, con el patriotismo, sentimiento sano y generoso, de amor a la tierra donde uno vio la luz, donde vivieron sus ancestros y se forjaron los primeros sueños, paisaje familiar de geografías, seres queridos y ocurrencias que se convierten en hitos de la memoria y escudos contra la soledad. La patria no son las banderas ni los himnos, ni los discursos apodícticos sobre los héroes emblemáticos, sino un puñado de lugares y personas que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolía, la sensación cálida de que, no importa donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.”